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En la Grecia antigua los ilotas (del lat. Ilōta, y este del gr. εἱλώτης, heilṓtēs) eran los siervos de Esparta, más específicamente eran los esclavos de los lacedemonios. No hay que confundirlos con los esclavos-mercancía. El ilotismo se halla también en otras sociedades griegas, como Tesalia, Creta o incluso Sicilia. En términos más actuales, el ilotismo se refiere a las personas desposeídas de sus derechos ciudadanos.
Los ilotas ocupaban una situación muy inferior a la de los periecos y de los homoioi, y estaban considerados como originarios de Mesenia, en el suroeste del Peloponeso. Eran esclavos públicos, propiedad del Estado espartano, y formaban parte integrante de los bienes rurales de los espartanos, también conocidos como los homoioi. Esta gente estaba adscrita a la tierra, que era propiedad del Estado espartano, pero que era repartida en calidad de cesión a los homoioi, los cuales se encargaban de que los ilotas la explotaran.
Cuanto mayor era su número, más crecía la desconfianza y crueldad con que los espartiatas los trataban, hasta el punto que había un ritual (la Krypteia) organizado a propósito para la persecución y el exterminio de los ilotas. Además, la flagelación anual en público y el vestir de forma diferente, funcionaban como medidas intimidatorias para que no se sublevaran.
Los ilotas son los campesinos de Esparta. Eran descendientes de las comunidades campesinas mesenias sometidas a la fuerza por los dirigentes. Su estatus se crea con la reforma de Licurgo. No son estrictamente esclavos, sino siervos: pertenecen al Estado, están adscritos a la propiedad que cultivan, no son objeto de comercio, pueden casarse y tener hijos y se quedan con los frutos de su trabajo una vez deducida la renta que corresponde al titular de la hacienda.
De modo excepcional, los ilotas podían ser reclutados para el ejército y liberados luego. Mucho más numerosos que los ciudadanos, la reforma de Licurgo les dejó por completo al margen de la vida social. Los “Iguales”, que temían su rebelión, les declaraban solemnemente la guerra cada año, los humillaban y aterrorizaban (Krypteia).